Juan Manuel Santos, a sus 72 años, ha llegado a ese punto de la vida desde el que podría ver pasar la historia como algo lejano y dedicarse solo a sus nietos. Pero su nervio político, el mismo que le llevó a ser dos veces presidente de Colombia y forjador de un acuerdo con la guerrilla de las FARC que le valió el Premio Nobel de la Paz</a>, se lo impide. Santos vive la actualidad con pasión. Disecciona los problemas de Ucrania, Estados Unidos o Nicaragua con igual detalle que los arcanos del laberinto colombiano. Un espacio que conoce al dedillo y donde le aguardan algunos enemigos, como su antecesor Álvaro Uribe</a>, por más que él lo lamente.</p>- “Uribe, infortunadamente, sigue aferrado al poder, que es una enfermedad demasiado común en muchos expresidentes”, dice con calma.</p>
